Siete cosas que me han gustado de Bloodborne

Siete cosas que me han gustado de Bloodborne
25 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

En VidaExtra hemos decidido no publicar todavía nuestro análisis de ‘Bloodborne’. Llevamos unos días con él —lo cual significa haber pasado un buen montón de horas en Yharnam—, pero queremos exprimirlo al máximo antes de emitir nuestro veredicto final. Sobre todo en lo referente a sus características online, ya que hasta ahora no hemos podido entrar en ellas todo lo a fondo que nos hubiera gustado. Eso sí, os podemos adelantar que nos está pareciendo muy bueno.

Mientras tanto quería traeros aquí siete cosas que me han gustado de lo que he podido experimentar hasta ahora. Creo que puedo decir sin miedo que ‘Bloodborne’ no es un ‘Dark Souls’, pero sí mantiene las suficientes similitudes con la saga como para engatusar tanto a los veteranos como a los recién llegados a la obra de From Software.

Yharnam

Yharnam es la ciudad donde tienen lugar los hechos relatados en el juego, una oscura urbe gótica que resulta amenazante sin necesidad de añadirle los deformes y extraños seres que la pueblan debido a una extraña enfermedad. Desde sus altas torres hasta sus sucias cloacas, Yharnam es puro terror.

De todas formas lo que más me gusta es su diseño. Tengo la sensación de conocerme palmo a palmo un buen puñado de zonas. De hecho podría ponerme a trazar rutas de memoria ahora mismo. La forma en la que está conectada, y el gusto por intentar no repetir bloques a lo loco haciendo reconocible cada esquina, cada casa y cada puerta, consigue lo que otras ciudades virtuales no han logrado: que nuestro sentido de la orientación sirva de verdad para algo.

Su maldita dificultad

‘Bloodborne’ es un juego difícil. No imposible, pero sí muy exigente con el jugador y en ocasiones verdaderamente desesperante. Es tal y como esperábamos que fuera viniendo de From Software, aunque también es cierto que no resulta tan cruel como los ‘Dark Souls’.

Su dificultad nos hará morir muchas veces…. ¿pero no es acaso eso lo que buscamos aquí? Morir en ‘Bloodborne’ significa perder muchas cosas, conservar otras y repetir una y otra vez el camino andado hasta alcanzar el punto en el que mordimos el polvo. Eso si lo hacemos bien. Si no, es posible que algún enemigo menor nos clave su tridente y nos deje secos antes de llegar a nuestro destino. Y a repetir.

Bloodborne

Los combates

Uno no va correteando por Yharnam esperando no toparse con ningún enemigo para llegar lo más lejos posible, no. Nuestro lado masoquista se antepone a casi todo y quiere palos, a pesar de que eso, como he comentado en el punto anterior, pueda significar incluso una muerte de lo más tonta.

La razón de todo esto, o al menos una de ellas, es que From Software se ha esmerado en hacer que los enfrentamientos sean divertidos. Desafiantes y crueles en la mayoría de ocasiones, pero divertidos al fin y al cabo. Nada de abatir enemigos a distancia: en ‘Bloodborne’ luchas cara a cara, a escasos centímetros de tus oponentes; luchas cuerpo a cuerpo en combates brutales que acabarán pringándote de sangre de la cabeza a los pies. Si juegas bien, disfrutarás de lo lindo con este sistema. Si te despistas, morirás una y otra vez.

Que no haya coberturas, escudos ni nada para defenderte

En los combates de ‘Bloodborne’ no hay escudos tras los que parapetarse. La única forma de esquivar un sablazo es rodando hacia los lados. Esto no supone ningún problema cuando te enfrentas a un solo enemigo, pero cuando tienes delante a cinco locos armados con antorchas, tridentes y lanzas la cosa se complica bastante.

He mentido un poco porque hay otra forma de parar de alguna forma un golpe enemigo. Si le disparas con tu arma de fuego justo cuando vaya a realizar su ataque, lo dejarás atontado durante un brevísimo espacio de tiempo en el que podrás asestarle un golpe especial que le restará mucha más salud de lo normal. Es tan importante hacer esto bien que ya tienes otra preocupación: conseguir todas las balas que puedas, bien registrando los cadáveres, bien comprándolas.

Bloodborne

Lo gore

‘Bloodborne’, con lo bruto que es, no podía olvidarse de un elemento tan importante como la sangre. Sangre a borbotones y sin contemplaciones. Sangre que mancha tu cara y tu traje. Eso de ver al protagonista teñido de rojo oscuro tras un combate salvaje es un detalle más de la brutalidad que los creadores del juego han buscado transmitir.

Pero que nadie se engañe: aquí no hay QTEs que desencadenan espectaculares secuencias de muerte, aquí hay chorrazos y chorrazos de sangre porque tú vas con una cuchilla enorme rebanando a todo aquel que osa interponerse en tu camino. Y mola.

El sueño del cazador

El sueño del cazador es la zona segura del juego. Es el lugar al que vamos a parar cuando morimos y donde podemos llevar a cabo acciones de lo más interesantes como modificar nuestras armas, almacenar objetos, mejorar los atributos de nuestro cazador e incluso comprar y vender todo tipo de ítems.

En un primer momento puede chocarnos esta ubicación, puesto que está completamente separada de Yharnam, pero cabe decir que la idea de From Software funciona de maravilla. También podemos entrar de forma voluntaria sin necesidad de morir. Además, los puntos que nos servirán de entrada al sueño del cazador sirven para realizar viajes rápidos. Todo bien.

Bloodborne

La sensación de satisfacción

‘Bloodborne’ es un juego difícil no apto para todos los públicos, en eso estamos de acuerdo. Es el título ideal para los que estáis hartos de videojuegos fáciles, pasilleros, sencillos o lo que queráis. Y lo mejor de su dificultad y de ese constante terror que nos inunda al vagar por las calles de su ciudad es la sensación de satisfacción que es capaz de imprimir en el jugador.

‘Bloodborne’ es cruel y desesperante en muchos momentos hasta el punto de tener que parar un rato para no acabar lanzándole el mando a la tele —aquí sumaría los lentísimos tiempos de carga, algo que From Software debería solucionar porque casi son más enervantes que los propios combates contra jefes finales—, pero por contra sabe gratificar, y de qué manera, al jugador rápido y hábil con los controles; al que aprende a jugar para dominar a la perfección todos los trucos sin dejarse amedrentar por el miedo. Y cuando eso sucede, cuando logras lo imposible, amas a ‘Bloodborne’ como a ningún otro juego.

En VidaExtra

Comentarios cerrados
Inicio